LOS
CRIMINALES y los DERECHOS HUMANOS
Por: Maggie
Ibáñez Turnbull
Drogas,
violencia, criminalidad, inseguridad. Esto es la escena diaria del
acontecer nacional.
Lo
más preocupante es que la sociedad ha empezado a acostumbrarse, tal vez
por la apatía o seguramente por la ignorancia.
La
bandera de los derechos humanos se ha ondeado muchas veces por aquellos
que buscan justificar sus actos criminales. Aquellos que intentan hacer
valer sus derechos luego de haber violado los derechos de alguien más.
Se
le olvida a los criminales, narcotraficantes y a los corruptos que ellos
ya eligieron su camino. Ellos ya escogieron una vida de criminalidad y
violación de los derechos humanos. Así que si desean algo diferente en
sus vidas, deben comenzar ellos mismos. No escudarse en las
interpretaciones de la ley, sino asumir, quizá por primera vez en sus
vidas, la responsabilidad de sus actos y enfrentar la consecuencia de los
mismos.
Es
muy molesto ver como un narcotraficante, incluso en la cárcel, vive con
comodidades por las que no ha trabajado. Comodidades acreditadas sólo a
costa de sus víctimas, los niños y jóvenes que están inmersos en el
mundo de las drogas. Y gran parte de la sociedad por miedo, calla. Y así
se hacen los cómplices.
La
realidad es que sí, cada individuo en este país tiene derechos. Muchos
derechos.
Pero
también tiene responsabilidades.
Y
probablemente sea mucho más importante conocer nuestras responsabilidades
y ejercerlas, porque eso es lo único que podrá garantizar que exista el
respeto a tus propios derechos humanos.
Esto
lo indica incluso la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos
adoptada y proclamada por
la Asamblea General
de las Naciones Unidas en 1948, que establece en su artículo 29 que Toda
persona tiene deberes respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella
puede desarrollar libre y plenamente su personalidad.
Ahora
sólo nos queda asumir nuestras responsabilidades que incluyen por
supuesto, la denuncia, el no ser cómplices de lo que está mal. Pero
también incluyen el estudiar, conocer, trabajar y fomentar el respeto
hacia los demás, a pesar de todo lo que se interponga en el camino. Porque
somos mucho más la gente buena que los criminales.
El
filósofo y humanista Lafayette Ronald Hubbard lo resumió de esta manera.
Y cito: Una sociedad obtiene
aquello en lo que se concentra. Cuando se concentra en los valores
espirituales en lugar de la criminalidad, todavía puede amanecer un nuevo
día para el hombre.
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